Los
valores de nuestra sociedad actual han ido evolucionando. Hechos como los
avances tecnológicos, la globalización... han sido protagonistas de este
proceso evolutivo.
Pasamos
de un modelo más colectivista a uno más centrado en la persona.
La
publicidad, los medios de comunicación, las redes sociales, etc., influyen e
insisten en la necesidad de reafirmarnos como ser humano individual, pero
además, no a través de un trabajo de crecimiento personal, sino centrándose en la
adquisición material y superficial para reafirmar nuestro ego.
Seguramente,
hoy en día podríamos añadir a la pirámide de Maslow nuevas necesidades, las cuales hemos creado y
de las que ahora somos esclavos.
Hoy
en día sucede todo con mucha rapidez. La gente se cansa con facilidad y busca
nuevos estímulos y sensaciones, no conformándose con lo que tiene. En la
actualidad, los jóvenes que salen al mercado laboral, desean una estabilidad
económica pero no un lugar fijo de trabajo hasta su jubilación. Este ejemplo
también lo podemos trasladar al plano sentimental; las personas tienen diferentes
parejas, dejan relaciones y empiezan otras, dando lugar a muchas rupturas y duelos que
pueden llegar ser perjudiciales sino se van reparando y trabajando de una forma
adecuada.
Todos
estos cambios sociales también influyen y afectan a los modelos de familia y a
sus etapas de ciclos vitales. Veamos como:
1)
La
constitución de la pareja, como primera etapa del ciclo
vital, se manifiesta en la actualidad de forma diferente. El concepto compromiso, es un claro ejemplo de este
cambio. En este proceso, las dos personas que adquieren el compromiso, acuerdan sus propias reglas de convivencia o
de funcionamiento, poniendo en juego la negociación y aceptación de la pareja (los
valores éticos y morales, sus amistades, familia de origen…)
De manera general, como hemos dicho anteriormente,
ha habido una gran diferencia dentro de esta primera etapa. Hoy en día, nuestra
sociedad occidental tiene el derecho de la libre elección de pareja y de
configurar el tipo de convivencia que desea y acuerda.
Un ejemplo claro es que pasamos del altar a los
juzgados, como también a ver parejas que conviven juntos y no se casan, parejas del mismo sexo que viven juntos y que
pueden o no casarse, o parejas que
deciden mantener su relación estando cada uno/a en su propia casa.
2)
La segunda etapa del ciclo vital hace referencia al aumento, a la expansión. Es
decir, pasamos de ser dos (pareja) a ser más de dos (familia). La pareja construirá y
formará la suya propia, aparece un cambio en la estructura y la organización.
Es la etapa de tener hijos y de su crianza,
convertirse en padres. Esta etapa también ha ido transformándose. Hoy en
día, muchas personas deciden ser padre o madre sin necesidad de tener una pareja
(familia monoparental), como también podemos encontrarnos a parejas que deciden
no tener hijos. Tiempo atrás esta decisión era impensable e inaceptable.
3) Otra etapa importante se encuentra en el período
intermedio, cuando los hijos ya son adolescentes. Podemos decir que ésta,
resulta una de las más complicadas y difíciles para todos los miembros. El/la
adolescente muestra su carácter, la “reafirmación del yo”. Se presentan muchos
cambios físicos, mentales y emocionales.
Es aquí donde los padres deben formar un buen equipo e ir hacia la misma
dirección.Tener claras las normas y los
límites y sobretodo trabajar la comunicación y la confianza. Se debe ir dando
autonomía a la vez que protección. Puede ocurrir que se añadan otras
complicaciones, como por ejemplo que la familia sufra un cambio por una
separación o divorcio. Este hecho afectará de manera negativa a toda la
familia, será necesario trabajar en el duelo para evitar fuertes daños y secuelas emocionales en el futuro.
4)
Después de la adolescencia, viene la
etapa adulta. En ésta los hijos se emancipan y “vuelan del nido”, se marchan
de casa de sus padres, ya que quieren y
necesitan su propio espacio, aunque también deben seguir manteniendo el vínculo
afectivo y de relación con sus padres una vez fuera de casa. Es necesario que
los padres dejen “volar” a sus hijos y a
la inversa.
Puede ocurrir que los padres no quieren dejar
marchar a sus hijos, porque siempre han ejercido más como padres que como
matrimonio. Es aconsejable no olvidarse de la pareja por dos razones: la
primera porque el buen o mal funcionamiento de la misma se acabará reflejando
en el sistema familiar. La segunda porque una vez emancipados los hijos, la
pareja es lo que queda.
5)
La última etapa es la del retiro de la
vida laboral, la jubilación y envejecimiento. Los padres tienen la
oportunidad de volver a la tranquilidad, una vez pasadas por todas las etapas
del ciclo vital. Hoy en día, debido a los cambios sociales y políticos, ambos
progenitores tienen oportunidad de salir al mercado laboral. La mujer ya no
debe quedarse en casa para atender a los cuidados de los hijos. Este cambio ha
generado que los abuelos ocupen una parte muy importante en la atención, cuidado y
crianza de los nietos. En muchos casos, éstos vuelven a ejercer como padres por
segunda vez, provocando de nuevo una fuerte vinculación con sus hijos ya
emancipados.
También es posible que una familia se encuentre en diferentes estados/etapas del
ciclo vital a la vez, como por ejemplo:
Una
familia donde los padres están ubicados en la etapa de retiro y envejecimiento,
la mujer puede quedarse embarazada, provocando en el matrimonio situarse
de nuevo en la etapa de crianza.
Otro
ejemplo puede ser que un hijo adulto (emancipado, casado y con una hija) se
separa o divorcia y tiene que volver a casa de
los padres con su hija, ya que por motivos económicos no puede alquilarse un piso solo. Los padres que vivían en la etapa del nido vacío,
vuelven de nuevo a tener gente en su casa. Este hecho provoca la reubicación de posiciones y roles familiares, cada uno debe ocupar un espacio en la nueva reconstrucción familiar. A la vez que también implica nuevas normas de convivencia en el hogar familiar.
Aunque
las bases y estructuras de cada etapa son las mismas que tenían nuestros
padres, abuelos o tatarabuelos… hoy en día podemos decir que existe una gran
diferencia, y eso es debido a los cambios socio-económicos (crisis económicas,
boom inmobiliario, migraciones, etc) que han provocado nuevos valores y nuevas
formas de entender el ciclo vital.
Bibliografía:
Minuchin, Salvador. Familias y terapia familiar.
Editorial Gedisa, 2001.
Ogihara, Yuji. Temporal changes in individualism and their ramification in Japan:
rising individualism and conflicts with persisting collectivism. Frontiers
in psychology 8 (2017): 695.
Marta Orcera Duel
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